Habían conseguido al menos 210 escaños en la Cámara según las últimas proyecciones. Están cada vez más cerca de los 218 necesarios para arrebatarle la Cámara a los demócratas e intentar frenar la agenda legislativa del presidente Joe Biden.
Persiste el suspenso en el Senado, esto significaría que las encuestas se equivocaron pronosticando a su partido una gran derrota. Una exigua mayoría permitiría a los republicanos condicionar el resto del mandato del Presidente. Podría bloquear prioridades como el derecho al aborto e iniciando investigaciones sobre su gobierno y su familia. El mandatario reconoció esa realidad el miércoles, diciendo que estaba preparado para trabajar con la oposición. En cambio, con respecto al Senado, cualquiera de los dos partidos podría hacerse con las elecciones en Nevada y Arizona, donde los funcionarios están revisando detalladamente miles de papeletas sin contar.
Un resultado dividido proyectará que la mayoría del Senado se decida en una segunda vuelta en Georgia por segunda vez en dos años. El titular demócrata, Raphael Warnock, y el aspirante republicano, Herschel Walker, no alcanzaron el 50% el martes, lo que les obliga a disputar un ballottage el 6 de diciembre.
Los analistas mencionan que a pesar de una inflación galopante, un índice de confianza anémico y ataques violentos de Donald Trump, el presidente se encuentra mejor posicionado que los últimos presidentes demócratas, Barack Obama y Bill Clinton, que pasaron un mal trago en las elecciones intermedias. Tener una mayoría, incluso estrecha en la Cámara, ofrece un poder significativo en términos de supervisión y la derecha prometió usarlo para iniciar una serie de investigaciones contra Joe Biden, su balance y su entorno.
