Sin dudas que insistir, machacar, exacerbar actos de corrupción existentes e inexistentes, reales y supuestos, son las puntas de lanza utilizadas por los movimientos denominados populistas en el mundo. Obviamente que la embestida se da contra los partidos políticos que gobiernan los países, y pocas veces son autocríticos si vienen del riñón de un gobierno anterior de su misma línea.
Esta modalidad de poner insistentemente un baño de sospecha sobre la política y la gobernabilidad, proclamándose defensores acérrimos de los trabajadores, son los denominados “populistas” que traccionan la idea para el surgimiento de un candidato populista como líder de esa masa crítica. Este método no pega en todos los países por igual, pero Latinoamérica es una región muy vulnerable y es terreno fértil para este tipo de movimientos. Sabemos que algunas de los postulados de estos movimientos son reales y otros típicos de los clivajes partidarios con el fin de conquistar territorios.
Muchos gobierno con formas desacertadas y con visos de corrupción, han pasado dejando pésimas gestiones, y los resultados permiten que este tipo de discursos prenda. Si a esto le sumamos la ausencia de gobernabilidad, fanatismos, desinversión en educación, salud y asistencia social, se transforma en el caldo de cultivo perfecto para que se genere un efecto transformador de la realidad.
Este cóctel se vuelve servil a los movimientos populistas empobrecidos en sus demandas sociales y de poca proyección geopolítica en pos de un futuro aperturista y con estabilidad.
La clase media y trabajadora se ve cada vez más empobrecida y en constante deterioro, las masas trabajadoras se ven cada vez más amenazadas por la falta de oportunidades, la automatización, el éxodo a las capitales y la falta de capacitaciones se suman por el fracaso de las políticas erráticas o inexistentes de los estados. Que el populismo se arraigue en algunos suelos con facilidad sin dudas es porque allí las condiciones son propicias para su surgimiento y desarrollo. Contrarrestar este tipo de prácticas, depende de la intención de cada gobierno y la sentencia de un pueblo expectante y constructivo a la vez.
Bienvenido invierno 2022 con un país que se sobrepone de la pandemia.
