Tomó el control de un proyecto multinacional de energía fósil desde que lanzó la invasión a Ucrania en febrero pasado.
“La medida es una de las respuestas más drásticas del Kremlin hasta ahora a la huida de empresas occidentales de Rusia tras la invasión a Ucrania”, consideró The Wall Street Journal.
Señala el articulo además que ha amenazado con nacionalizar los activos de las empresas que salen de Rusia, pero la legislación propuesta hace meses no se convirtió en ley. Hasta ahora, varias empresas occidentales que han intentado salir encontraron compradores rusos para sus negocios.
La resolución, firmada el jueves, crea una nueva empresa que debe apoderarse de los derechos y obligaciones de la Sakhalin Energy Investment Co., en la cual la europea Shell (27,5%) y dos sociedades comerciales japonesas, (22,5% entre ambas), poseen hasta ahora poco menos del 50%. El otro 50%, más una acción, ya estaban en poder de la empresa estatal rusa Gazprom.
Según los especialistas, la decisión de Putin podría desestabilizar el mercado del GNL y complicar la situación de muchas empresas occidentales, aun cuando Moscú haya declarado que no existe razón alguna para detener las entregas de gas licuado que parten de Sakhalin-2.
Ésta fue la primera instalación de gas natural licuado de Rusia, que pudo enviar así su primer buque carguero a Japón en 2009. El proyecto representó enormes desafíos debido a la situación geográfica de Sakhalin, una isla lejana y accidentada, donde el gas tiene que ser extraído de las aguas heladas de la costa norte para ser licuado y exportado a una terminal instalada en las aguas más temperadas del sur.
Los objetivos del Kremlin parecen ser, continuar enviando gas y petróleo hacia Japón y otros países de la región. “Sakhalin-2 puede seguir funcionando con su nuevo propietario. Pero careciendo de un operador líder en el mercado del GNL como Shell, Gazprom tendrá serias dificultades en el largo plazo”, opina el especialista francés Francis Perrin.
